Rompiendo tópicos.
El Triciclo siempre ha sido un bar refugio del rock and roll, y si hay algo que nos gusta a los amantes del rock es romper tópicos. En los dos últimos años, desde que el Tri abrió con el nombre de Triciklov, eso es lo que se ha venido haciendo, con la ayuda de la gente. Para empezar, y para entender el espíritu actual del Tri, rompemos entre todos el tópico de que romper tópicos es algo chocante o deliberado: simplemente ha ocurrido de buen rollo.
El primer tópico que rompe el Triciklov hace dos años es aquel que dice que pintar un bar de rojo lo hace parecer un burdel. Otros tópicos serían que por haber pintado las paredes con motivos de la historia soviética reciente vayamos a ser marxistas leninistas. Sólo es pop. Sin embargo también hemos comprobado como, aunque no sea muy en serio, un poco de estética política o social no impide disfrutar de noches de fiesta.
Lo más importante que ha ocurrido en el Tri estos últimos meses lo ha hecho la gente, demostrando que no, efectivamente en Navia no es necesario poner discos famosos para llenar un bar, a veces ni siquiera conocidos, ni para nada pachangueros (eso de que sólo los discos famosos son conocidos es otro tópico). En el Tri ponemos la música que nos gusta y nos apetece. Aunque podríamos ser mucho más experimentales, no hay límites en la cabina del Tri: es falso que no pueda llenarse el bar de público no especializado cuando estamos poniendo lo más cañero del rock o la música electrónica más valiente. Pinchamos para todo el mundo muchos discos que nadie conoce, y hasta ahora el público no se ha quejado con la ausencia. No buscamos ser un bar para fans acérrimos de estilos alternativos: ponemos para todos los oídos música atrevida, no de mentirijillas, sólo con dos normas: mantener caliente el buen rollo durante el mayor tiempo posible, y que se oigan bien los graves -pero sin tener que ponerla demasiado alta; el tamaño no lo es todo y el buen sabor no debe empalagar.
Hay pocos bares en Asturias -nos lo ha dicho gente de Oviedo y Gijón- que pongan muchos de los discos que suenan en el Tri, incluso tratándose de discos clásicos. En los bafles del decano de la ruta naviega suenan temas de cualquier época del rock y el funk, clásicos y actuales, del electropop, breakbeat, indie rock, hardcore punk, garage, hip hop, raggamuffin...; suenan sin previo aviso ni rastro de etiquetado canciones inglesas, alemanas, noruegas, suecas, australianas, jamaicanas, israelís, españolas, estadounidenses... en un collage armónico en el que los límites entre el underground y el mainstream dejan de tener importancia.
El primer tópico que rompe el Triciklov hace dos años es aquel que dice que pintar un bar de rojo lo hace parecer un burdel. Otros tópicos serían que por haber pintado las paredes con motivos de la historia soviética reciente vayamos a ser marxistas leninistas. Sólo es pop. Sin embargo también hemos comprobado como, aunque no sea muy en serio, un poco de estética política o social no impide disfrutar de noches de fiesta.
Lo más importante que ha ocurrido en el Tri estos últimos meses lo ha hecho la gente, demostrando que no, efectivamente en Navia no es necesario poner discos famosos para llenar un bar, a veces ni siquiera conocidos, ni para nada pachangueros (eso de que sólo los discos famosos son conocidos es otro tópico). En el Tri ponemos la música que nos gusta y nos apetece. Aunque podríamos ser mucho más experimentales, no hay límites en la cabina del Tri: es falso que no pueda llenarse el bar de público no especializado cuando estamos poniendo lo más cañero del rock o la música electrónica más valiente. Pinchamos para todo el mundo muchos discos que nadie conoce, y hasta ahora el público no se ha quejado con la ausencia. No buscamos ser un bar para fans acérrimos de estilos alternativos: ponemos para todos los oídos música atrevida, no de mentirijillas, sólo con dos normas: mantener caliente el buen rollo durante el mayor tiempo posible, y que se oigan bien los graves -pero sin tener que ponerla demasiado alta; el tamaño no lo es todo y el buen sabor no debe empalagar.
Hay pocos bares en Asturias -nos lo ha dicho gente de Oviedo y Gijón- que pongan muchos de los discos que suenan en el Tri, incluso tratándose de discos clásicos. En los bafles del decano de la ruta naviega suenan temas de cualquier época del rock y el funk, clásicos y actuales, del electropop, breakbeat, indie rock, hardcore punk, garage, hip hop, raggamuffin...; suenan sin previo aviso ni rastro de etiquetado canciones inglesas, alemanas, noruegas, suecas, australianas, jamaicanas, israelís, españolas, estadounidenses... en un collage armónico en el que los límites entre el underground y el mainstream dejan de tener importancia.
por: JOS1
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